17.1.11

Y que me miren mal

Fotografía. F-o-t-o-g-r-a-f-í-a.
"El arte de captar lo que otros no ven"
Casi un año ya con ella, incansable compañera. Y es que la fotografía permanece siempre. La cámara nunca te deja de hablar, nunca te reprocha nada, nunca se enfada, nunca te miente, nunca se niega a nada; siempre está ahí, SIEMPRE. No se cansa de abrir y cerrar el obturador. De abrir y cerrar el diafragma. De cambiar el ISO a cada foto. No le molesta que cambie de modo veinte veces en la misma foto, ni que la suba y baje del trípode, ni que la lleve a Málaga, Madrid, Valencia, Albacete o a la esquina del pasillo: me sigue.
Quita mis penas como si de una medicina se tratase. Los peores y mejores momentos los guarda su sensor. A través de su objetivo ha visto lágrimas, risas, muecas, caras, paisajes, cielos, personas, tristeza, alegría infinita, amor y desamor, luces, sombras y oscuridad, ojos de todos los colores, duda, astucia, diversión, aburrimiento, odio, magia...
Incontables tardes de desesperación me ha librado del abismo.
Sinceramente, no me veo sin ella. Me ha cambiado el punto de vista y la orientación. Es salir por la calle y ver millones de fotos posibles, rincones donde hacer una sesión, atardeceres que te reconcomen porque no llevas la cámara encima, edificios que me gustaría construir y luego hacerles fotografías, paisajes que nadie ve bonitos. Andar por la calle con una cámara es descubrir miles de cosas que antes no veías; detalles que buscas en tu composición y en los que antes, por prisas simplemente, no te fijabas.
La vida a través del ocular se ve genial.
Y creo que, por fin he logrado entender qué es lo que siente una persona que vive para la música. Me abrieron los ojos hace un par de días. Bueno más bien me los abrió un libro, todo hay que decirlo.
Decía: "El negativo es la partitura, la copia es la obra"
Y que me miren mal por compararme con los músicos, así lo siento yo.

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