20.11.10

No, nunca.

-¡Mírame! Valiente, mírame a los ojos. ¡Mírame a la cara, joder! ¿No lo ves? ¿No lo entiendes? Yo no te odio, no te desprecio, no te guardo rencor, no, ¡nunca! No te jodo, no te intento destrozar, no, no y no. No soy así, deberías saberlo si fueras un poco espabilado.
-Pero tú...
-¿Yo qué joder? No entendiste nada de lo que hice, dije o dejé de hacer y decir. Nada. ¿Pretendías que después de hacerme vivir el mejor año de nuestras vidas te guardase rencor? Como me repatea todo esto, coño. Es que.. es que ¡ni siquiera me merece la pena! Nunca supiste mirarme a la cara y entenderme cuando te decía que te quería, que eras especial, que te necesitaba, que eras enorme, gigante, algo increible.
-Esto... yo...
-¿Tú qué? ¿Eh? No es justo. No. Para nada, hostia. No me dijiste nada, ¿entiendes? ¡Nada! Te fuiste corriendo, joder. Y te necesitaba ¿sabes? Eh, te NECESITABA. Pero eres un egoísta, un cobarde, un hombre despreciable al que yo no supe despreciar. Porque no puedo, no sé.
-Sí que sabes...
-Diós ¡NO! No sé. ¿No lo entiendes? Mírame joder, mírame a la cara. Léeme los labios, los ojos. Busca dentro de mis ojos la ausencia de rencor. La inexistencia de odio. La poca intención de desprecio. No existe, coño. ¿Lo ves? ¿Lo ves ya? Por favor, dime ya de una jodida vez lo que ves. También necesito saber eso.
-Lo siento, no veo nada, nada de nada. No supiste demostrármelo como debías...
-Vete a la mierda, Hugo.

12.11.10

Sorpresa

"Querido desconocido:

Recientemente he recibido una sobredosis de amor-odio de quién menos necesitaba, por lo que he decidido donarle a usted un poquito, empaquetado, para que lo use a su gusto.
Si desea amor, porque anda falto de él o porque nunca sienta mal un poquito de amor, párese en este punto, sólo tiene que doblar esta notita lo más pequeñita que pueda, darle un soplido fueeeeeerte, y perderla de vista con una sonrisita.
Por otro lado, si lo que necesita es odio, ha echo usted bien en seguir leyendo la carta, ya que no creo que sea de su agrado saber que ha perdido el tiempo. Si hubiese soplado la notita, el amor se hubiese instalado en su cuerpo creyendo que este mensaje funcionaría; pero como ha seguido, plof, odiará esta nota por haber perdido su tiempo. Razón, esta nota es completamente inservible, no contiene nada de amor (a excepción de que sepa encontrarlo en su escondite).

Cordial y amablemente, una desconocida."

                                                                                                                  Arrúgueme

5.11.10

Blanco claro (blanca clara)

A Blanca le gustaban los colores claros, suaves, que la llenasen de tranquilidad.
A Clara le gustaba el blanco. Un blanco inmaculado; ese blanco que parece irrompible, que ni con el más oscuro de los negros se desequilibriaría.
Y, porqué no, a Clara le gustaba Blanca y a Blanca le gustaba Clara.
Eran la luz de sus vidas.
Se tenían la una a la otra, siempre juntas, siempre unidas.
Si decías Blanca, el "Clara" te salía solo.
Y un día, un día de aburrimiento eterno sobre el sofá mullidito, inconscientemente, se miraron, de ojos grises claros a ojos azules clarísimos. De blanco a claro.
Y, como por inercia, dijeron con su dulcecita voz melodiosa "cohesión" y formaron un blanco claro.
Una unión aún más fuerte que la de relacionar siempre sus nombres.
Una cohesión total, de cuerpo y cuerpo.
De persona con persona.
Una mezcla de blanco y claro. Un Blanca-Clara.