20.12.10

Cobarde como la que más

Siempre me han maravillado los adjetivos sin género, o con doble género; como quieras verlo. Son fantásticamente fantásticos. Y es que nadie sabe si hablas de ella o de él.
Pero si saben que le habla una cobarde, una cobarde que no se digna a al menos decir género.

"Despreciable. Amable. Triste. Feliz. Inteligente. Cobarde. Inútil. Genial. Útil. Gentil. Ignorante. Brillante. Idiota. Insensible. Imperdonable. Irrompible. Frágil. Eficaz. Grande. Gigante. Fácil. Difícil. Incompetente. Fiel. Veloz. Hábil. Diferente. Influyente. Inicial. Infiel. Alegre. Responsable. Capaz. Ignorante. Invariable. Torpe. Resistente. Especial. Permanente. Creíble. Interminable..."

Todavía me quedan muchos más por atribuirte...

16.12.10

Dos años después, volvió a amanecer

Hecho insólito registrado un dos de Febrero en el mundo carnavalesco. Volvió a amanecer, como un día cualquiera, como si nada hubiese pasado. Así, de entre la oscuridad, salió el Sol, a las 7:07 A.M.
Y la gente ni siquiera se inmutó. Siguieron con su pesada y monótona rutina apagada. Menos ella, menos Banu. La chica casada con los amaneceres. La chica con el alma en pena por la ausencia de amaneceres durante dos años. Un corazón no puede pasar 730 días sin ver la luz que lo hace latir; porque se muere, hiberna y se queda en estado de letargo hasta diossabecuando.
Pero el Sol naciente lo derritió, derritió el hielo que lo dejó congelado dos años atrás, y volvió a hacerlo latir. Banu volvió a sentir el Sol sobre ella, devolviéndole la vida con cada rayo que caía en su piel.
Aunque, igual que amaneció, atardeció; pero esta vez no se supo cuando volvería a amanecer. Podría amanecer al día siguiente, podrían pasar semanas, quizás meses o incluso más años que esta vez.
Y eso no es bueno para un corazón solar; porque se enfría hasta límites insospechables. Y si eso ocurre, poco puede sacarlo de ahí.

20.11.10

No, nunca.

-¡Mírame! Valiente, mírame a los ojos. ¡Mírame a la cara, joder! ¿No lo ves? ¿No lo entiendes? Yo no te odio, no te desprecio, no te guardo rencor, no, ¡nunca! No te jodo, no te intento destrozar, no, no y no. No soy así, deberías saberlo si fueras un poco espabilado.
-Pero tú...
-¿Yo qué joder? No entendiste nada de lo que hice, dije o dejé de hacer y decir. Nada. ¿Pretendías que después de hacerme vivir el mejor año de nuestras vidas te guardase rencor? Como me repatea todo esto, coño. Es que.. es que ¡ni siquiera me merece la pena! Nunca supiste mirarme a la cara y entenderme cuando te decía que te quería, que eras especial, que te necesitaba, que eras enorme, gigante, algo increible.
-Esto... yo...
-¿Tú qué? ¿Eh? No es justo. No. Para nada, hostia. No me dijiste nada, ¿entiendes? ¡Nada! Te fuiste corriendo, joder. Y te necesitaba ¿sabes? Eh, te NECESITABA. Pero eres un egoísta, un cobarde, un hombre despreciable al que yo no supe despreciar. Porque no puedo, no sé.
-Sí que sabes...
-Diós ¡NO! No sé. ¿No lo entiendes? Mírame joder, mírame a la cara. Léeme los labios, los ojos. Busca dentro de mis ojos la ausencia de rencor. La inexistencia de odio. La poca intención de desprecio. No existe, coño. ¿Lo ves? ¿Lo ves ya? Por favor, dime ya de una jodida vez lo que ves. También necesito saber eso.
-Lo siento, no veo nada, nada de nada. No supiste demostrármelo como debías...
-Vete a la mierda, Hugo.

12.11.10

Sorpresa

"Querido desconocido:

Recientemente he recibido una sobredosis de amor-odio de quién menos necesitaba, por lo que he decidido donarle a usted un poquito, empaquetado, para que lo use a su gusto.
Si desea amor, porque anda falto de él o porque nunca sienta mal un poquito de amor, párese en este punto, sólo tiene que doblar esta notita lo más pequeñita que pueda, darle un soplido fueeeeeerte, y perderla de vista con una sonrisita.
Por otro lado, si lo que necesita es odio, ha echo usted bien en seguir leyendo la carta, ya que no creo que sea de su agrado saber que ha perdido el tiempo. Si hubiese soplado la notita, el amor se hubiese instalado en su cuerpo creyendo que este mensaje funcionaría; pero como ha seguido, plof, odiará esta nota por haber perdido su tiempo. Razón, esta nota es completamente inservible, no contiene nada de amor (a excepción de que sepa encontrarlo en su escondite).

Cordial y amablemente, una desconocida."

                                                                                                                  Arrúgueme

5.11.10

Blanco claro (blanca clara)

A Blanca le gustaban los colores claros, suaves, que la llenasen de tranquilidad.
A Clara le gustaba el blanco. Un blanco inmaculado; ese blanco que parece irrompible, que ni con el más oscuro de los negros se desequilibriaría.
Y, porqué no, a Clara le gustaba Blanca y a Blanca le gustaba Clara.
Eran la luz de sus vidas.
Se tenían la una a la otra, siempre juntas, siempre unidas.
Si decías Blanca, el "Clara" te salía solo.
Y un día, un día de aburrimiento eterno sobre el sofá mullidito, inconscientemente, se miraron, de ojos grises claros a ojos azules clarísimos. De blanco a claro.
Y, como por inercia, dijeron con su dulcecita voz melodiosa "cohesión" y formaron un blanco claro.
Una unión aún más fuerte que la de relacionar siempre sus nombres.
Una cohesión total, de cuerpo y cuerpo.
De persona con persona.
Una mezcla de blanco y claro. Un Blanca-Clara.

30.10.10

Deja que la vida llueva sobre mí

-Cuéntamelo otra vez, cuéntame como nos conocimos, anda.-dijo Nunu.
-¿Otra vez?
-Sí, otra vez más, porfa.- le contestó con tono de niña bonachona.
-Nunca puedo resistirme a tu voz de niñita pequeña, que bien lo sabes.-dijo Zahe antes de contarle de nuevo su particular historia de aquella tarde de otoño.

"Llovía. El suelo estaba cansado ya de estar mojado. Yo iba bajo mi paraguas en dirección a ningún sitio. Las gotas resbalaban por mi paraguas y me salpicaban el abrigo. Recuerdo incluso que ese día se me olvidaron los guantes y también acabé con las manos mojadas. No había señal de vida en tres manzanas a la redonda. Ese día llovió más fuerte que ninguno. Y, de repente, de la nada acuosa, saliste tú, en tu paraguas de lunares. Llevabas un libro en la mano 'Deja que la vida llueva sobre mí'. Oía tus tacones golpear el suelo. Dejabas tu olor a colonia en cada gota de agua que te rodeaba. Nos cruzamos exactamente treinta y tres segundos después de que te viera aparecer entre la cortina de agua que nos separaba. Treinta y tres segundos de magia y un ritmo cardíaco pasmoso. Y cuando nos cruzamos... el tiempo se paró. Mi reloj interno hizo ¡clic! y lo congeló todo, tanto a mí alrededor como en mi interior. Y me quedé observándote, fijamente, poniendo un increíble detalle a todo lo que veía tras tu ondulado pelo negro. Negro como el azabache, pero más natural que el agua. Increíblemente precioso. Como tus ojos, tus almendrados ojos grises, esos que me dedicaron una mirada de reojo mortal. Mortal para mi corazón, que pasó a ser tuyo desde el primer segundo de los treinta y tres que te tuve frente a mí. Y entonces oí otro ¡clic! y todo volvió a la vida. Tú seguiste andando. Diste dos pasos más antes de que se te cayese el libro de Nuria Amat de tus perfectas y perfiladas manos. Ahí vi la mayor oportunidad de mi vida, en ese libro, que me gritó entre la lluvia que lo cogiese y te lo entregara mientras tú me lo agradecías con una sonrisa que derrite personas. Y lo único que atiné a decir fue: '¿De qué trata?'. Y entonces la vida llovió sobre nosotros. Y nos obligó a juntarnos en un mismo paraguas."

-Te quiero.-dijo Nunu mirando a Zahe con sus almendrados ojos grises.

24.10.10

Entonces sí que descubrió lo que era gustar de verdad

A Nunu le gustaba que un desconocido le dijese Hola por la calle; le gustaba ver el Sol y la Luna en el cielo a la vez; le gustaba llorar de felicidad, de aunténtica felicidad; le gustaba que sonase su canción favorita en la cafetería mientras desayunaba; le gustaba que la niña de las botas rojas le guiñase un ojo cuando pasaba por delante del cole; le gustaba soñar despierta; le gustaba que le leyeran la mente, que le sonriesen con esa media sonrisa pícara, que le diera hipo, tener frío para taparse con la manta hasta la nariz... le gustaban tantas y tantas cosas. En realidad le gustaban todas esas casualidades hasta que conoció a Zahe, entonces sí que descubrió lo que era gustar de verdad. Zahe le enseñó lo que significaba encantar, gustar, adorar, querer, amar... Todas las casualidades que le gustaban pasaron a ser gotas de agua diminutas comparadas con la gran tormenta que era Zahe.

13.10.10

¿Nunca has notado esa sensación de pesadez? Esa que te quita las ganas de hacer algo, esa que te hace sentirte como si estuvieses lleno de hormingón por dentro. Se te mete por los poros de la piel y no hay manera de sacarla; te invade en cero coma. Todo a su paso queda asolado, causa estragos allá por donde va. Mata hasta a las ganas más efusivas y alegres de vivir. Te lo roba todo, desde las ganas de levantar los pies del suelo hasta el brillo en la mirada. Hay algo dentro que te ata, te encadena a la desesperación. Ves como pasa todo por delante de ti como agua liviana y tú con esa sensación de roca enorme que no sería arrastrada ni por la mayor de las olas.
Seguro que alguna vez la has notado.

5.10.10

Porque sigues ahí, quiera, o no quiera.

¿Cómo pretendes que te olvide si día tras día tu mirada indiferente se cruza con la mía? No sé como puedes querer que te olvide si tú misma sabes que no nos sentará bien a ninguno de los dos. Porque sabes perfectamente que decirme hasta luego fue mucho, muchísimo peor que decirme adiós o hasta nunca. No logro entender como se supone que debo eliminarte de mí, de mi piel, de mis recuerdos, de mis palabras y mis respiraciones si ni siquiera te molestas en hacerte a un lado. Porque sigues ahí, en medio, quiera o no quiera este corazón dolido. Si tan sólo tú me ayudaras un poquitín... Bastaría con que me agarrases fuerte de los hombros, me mirases fijamente a los ojos y me dijeses, con tu voz distante y seca, y esa expresión de no me importas nada que todo se ha acabado para siempre.

Adiós.

1.10.10

Nunca más escucharé su voz

-¿sabes? son cosas que nunca podré volver a hacer con nadie más en todo el mundo. sólo ella sabía hacerme reír amargamente. sólo con ella me podía abrir y soltar todo lo que llevaba dentro. era, nunca mejor dicho, la estrella que iluminaba mi planeta apagado. y puede que a todos los cegara con su forma de brillar, pero a mi me llegaba su luz de otra forma; me mantenía siempre cálida, pero sin hacerme pasar calor. porque era diferente, era lo más próximo a mi planeta que me hacía brillar. por eso sigo mordiéndome la lengua al verla, porque significaba tanto para mi y yo tan poco para ella. porque nunca supo ver quién soy, de donde vengo y a donde voy. porque la echo tan poco de menos y tendría que echarla tanto de menos...
-¿y por qué sabes que tendrías que echarla tanto de menos?
-porque era la única capaz de hacer que esto que tengo a lo que llaman corazón funcionase mejor de lo que nadie me lo ha hecho funcionar nunca.

Prometo no pensar en ti

No, ya no más. Ya no vale que pases como una estrella fugaz por mis pensamientos y me los deslumbres. No quiero que pases más por aquí. Porque ya no quiero vivir así, no desde que me di cuenta de que tú cambiaste hace tiempo. Y esta vez va en serio, he recogido toda mi fuerza de voluntad esparcida por el suelo y la he pegado con suple-glue. Ahora es grande, tan grande que te tapa por completo. Ya casi no recuerdo tu voz, tus miradas felices con final triste, esas caricias inexistentes, esas que nunca nos dedicamos. Acabé olvidando la felicidad que me dejaste a modo de disculpa improvisada antes de irte. Ahora prometo no pensar en ti, reducirte a cero, a nada, en mi cabeza mareada. Te perderás entre mis recuerdos, te irás, te perderás, te quedarás en nada. Porque nada es nada. Porque ya no vales nada. Eres la promesa más grande y con menos valor de todas.

18.9.10

Se miró las uñas de nuevo, despacio, con delicadeza, y comenzó a limpiárselas a fondo. Con un algodoncito suave y acetona se quitó el pintauñas feo y viejo de la vez anterior y, esperando a que se secasen, se las limó con sumo cuidado. Trataba sus uñas con una precisión pasmosa, despacio y sin mucha fuerza, por si se pasaba y se rompía alguna. Luego se las arregló y las dejó lisas y perfectas. Después cogió un pintauñas color añil y con toda la ternura del mundo en su mano derecha, comenzó a pintarse sus relucientes uñas de la mano izquierda. Y cuando acabó, con mucho cuidado, cogió el mismo color añil y se embarcó con sutileza a las de la mano derecha. ¡Qué elegancia para pintarse las uñas tenía! Quien diría que justo después de pintarse la última uña le pegaría un trago a la acetona como si de sed se estuviese muriendo.

17.9.10

Nadie es tan afín al mar como ella

Nunu corre por la orilla de la playa con todas sus ganas. Siente las olas rompiendo en sus pies y la brisa marina abrazándole la piel. El sol roza su cuerpo y la acaricia. Y esa sensación de libertad absoluta le da una energía y una fuerza que nadie puede llegar a sentir jamás. Nadie es tan afín al mar como ella. Nunu sabe que el mar es su vida y mucho más. Y por eso todas las tardes, cuando ya casi se está poniendo el sol, baja a la playa y corre sin cesar por la orilla del mar, sintiéndose la chica más afortunada del mundo. Nunu es feliz cuando experimenta esa sensación de afinidad al mar que nadie, pero nadie nadie, le puede hacer sentir. [Nunu es una chicamarina]

4.9.10

Payaso payaso

La mirada del payaso se acerca a ti de nuevo. Oculta su verdadera intención tras los polvos del maquillaje. Es el arma de doble filo del payaso. Te cautivan sólo con una mirada pintada y una sonrisa color carmín, bajo una barba de pega y una nariz del material que hipnotiza a cualquier niño. Son los reyes de la astucia. Manejan la inocencia infantil igual que si le dieran forma a un globo. Tienen todo bajo control. Cualquier movimiento puede significar una victoria en la partida del engaño. Tienen poder sobre todo niño con un poco de ingenuidad. Increíbles dueños del show que hacen de la realidad una obra de teatro carente de verdad.