24.3.11

Puedo contarte tantas cosas sobre mí.

Podría contrarte que me muero cada vez que oigo tu nombre, que dos sílabas me deshacen enteramente en cero coma. Puedo contarte tantas cosas sobre mí... como que todavía guardo todos los bocetos que nos dábamos el uno al otro, o como que sigo teniendo aquella foto de los dos en Madrid colgada en la pared. Me sabría a poco contarte todo lo que se ha instalado en el hueco que dejaste en mi cabecita. Que si nostalgia de los viernes con paraguas, que si alegría y melancolía a la vez por ver nuestros vídeos haciendo payasadas, que si angustia por el nudo que se me hacía en el estómago cada vez que de decías en broma "Me voy..." (y quien imaginaría lo grande que se haría ese nudo, tanto que me dejó taponada), que si los nervios del primer día, que si el amor que dejaste en un post-it a tu nombre, que si las risas bajo sábanas... Todo se ha juntado y pesa más que yo, y se me hace todo cuesta arriba. También podría decirte lo muchísimo que te he echado de menos, lo que dolía cuando se me clavaba la soledad entre las costillas y me costaba respirar, los botecitos que he llenado con lágrimas que huelen a ti...
Podría hacer una lista con todas las coas pendientes que nunca llegamos a hacer y todas las que podríamos haber llegado a hacer, una lista más larga que tu pelo, que en enredaba en tus caderas y parecía más bonito aún.
Podría hacer todo lo posible, lo imposible y aún más inspirándome en ti, en todo lo que me diste y en todo lo que me quitaste. En todas esas cosas sobre mí que en realidad hablan de ti, pequeña Didi.

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